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Del 23 al 25 de Agosto

Moscú capital de Rusia y de la extinta Unión Soviética posee unos 12 millones de habitantes y es la ciudad más grande de Rusia y de Europa. Es además la ciudad más cara del mundo y donde se encuentra el mayor número de millonarios del mundo. Moscú está localizada a ambas orillas del río Moscova, de ahí su nombre, donde tiene tres puertos que permiten la conexión con el océano Atlántico y el océano Glacial Ártico. Hace tela de frio en invierno pero en verano se está bastante bien aunque un poco lluvioso, es como invierno en Sevilla.

Entramos  en Moscú un viernes por la tarde, era muy agradable ir avanzando a buena velocidad por las inmensas y kilométricas autopistas de entrada a la ciudad, mientras veías los atascos de infinitas horas de espera en el carril contrario de los 8 millones de persona con sus 4 millones de automóviles que intentaban llegar a sus casitas del bosque antes de las 2 de la mañana, siendo madrileño me gusto saber que por el mundo pasa lo mismo, que no somos los únicos pringaos. Hoy es el día de Alfonso, se había encargado de reservar un hostal de mochileros en el centro de la ciudad, no nos teníamos que preocupar de nada, todo estaba organizado, reservado y pagado en parte. El único problema es que se le había olvidado coger la dirección, así que hicimos una parada técnica a la busca de un ciber para encontrar la dirección que tenía en un mail en su correo. Después de un ratito viendo una especie de pase de modelos por la acera de la calle (luego nos dimos cuenta que no era un montaje sino que Moscú es eso, un pase de modelos continuo), vino Alfonso jadeando con la dirección y nos pusimos en marcha hacia el centro. Esta vez tuvimos que secuestrar a un par de viejetes bastante simpáticos que andaban de compras y que se brindaron a acompañarnos, ahí dimos nuestras últimas dos gorras de formula 1, se lo merecieron.

Callejón desierto, portal con doble puerta, telefonillo high tech, papeles en la acera, entramos en el edificio, algunos escombros en la entreplanta, ciertas goteras, una mano de pintura no vendría mal, techos altos, parece que entramos en algún edificio de Blade Runner, llegamos al fin, es un sexto sin ascensor y mi mochila pesa 27kg. Entramos en le hostel/apartamento/mochilero, un ingles, dos americanas, una canadiense, 2 franceses, un catalán, unos rusos, algún japonés, gente joven y no tan joven, una cocina a la izquierda, la recepción y la sala de la tele comparten el mismo espacio junto con unas neveras repletas de cervezas, nos enseñan la habitación de 6 literas con 12 personas donde dormiremos, bueno esto será barato, ni lo sueñes, 25 euros por persona/noche, vaya palo, esto es Moscú, no queremos ni negociar, ni ellos están dispuestos, se lo ves en sus caras, pasamos la visa a disgusto, es lo que hay, al menos tendremos  la oportunidad de conocer a gente y compartir historias, gente que no encuentras en otro tipo de hoteles, aquí tienes una colección de gente que en su mayoría están de viaje por el mundo, muchos de ellos recorren Rusia en el Transiberiano para después pasar a Mongolia, después a China, pasar por la India, y después visitar toda la Polinesia, Australia, Nueva Zelanda, Sudamérica…. Van tranquilos, relajados, leyendo, escribiendo, pensando, disfrutando de las conversaciones, haciendo un poco de turismo, trabajando algo cuando necesitan dinero, o gastando lo justo y tirando de algunos ahorros, viajar fuera de Europa y ciudades puntuales no es nada caro… Nada que ver con nuestra aventura, aunque algún día quien sabe, nos embarquemos en una vuelta al mundo… También te encuentras gente rarita que van deambulando por la vida y que encuentran en estos sitios un refugio a su soledad en muchos casos, hay de todo,….

Por la mañana empezamos por la plaza Roja, donde no hace muchos años un intrépido piloto alemán aterrizo con su avioneta para demostrar que podía violar el sistema de radares, supongo que estaría bastante aburrido y necesitaría algo de adrenalina. Entramos en la plaza por la parte de atrás de la Catedral de San Basilio, una especie de gigante pastel hecho a base de helado multicolor, bastante curioso. A la izquierda se levanta la torre del Salvador con su reloj que junto con su muralla protege el Kremlin y vigila la tumba de Lenin. Al fondo divisamos el Museo Nacional de Historia. Voy un poco sobado, salto una mini vaya a la española para ver la momia de Lenin, en 3 segundos tengo a 4 policías con cara de Bulldog, que me echan casi a patadas, me doy cuenta que me he saltado 3 controles policiales, y una cola de 1h30, que morro, será español? Comenta la gente…Hacemos la cola, nos registran dos veces, no cámaras de fotos, no bolsas grandes, no pipas ni chicles, buen aspecto, nos metemos en el mausoleo, obscuridad, huele a muerto, hombres vestidos íntegramente de negro cada diez metros te van indicando el camino, si aceleras el paso, si frenas, si estas mirándole demasiado tiempo, si llevas las manos en los bolsillos, si tu mirada es un poco rara, si haces algún ruido, algún comentario, el policía que te toque al lado se pone a chascarse los dedos, parece como si se arrancase por soleas, pegas un respingón, la verdad es que acojona mas eso que ver a Lenin momificado, parece un muñeco de cera y poco mas, una mano cerrada y la otra abierta. Bufff, salimos un poco destemplados, vamos a tomar algo.

El Kremlin es un conjunto arquitectónico que incluye cuatro palacios y cuatro catedrales, varios de ellos construidos por arquitectos italianos, y donde residieron las familias reales, la familia zarista y actualmente el presidente, además incluye el Palacio de Congresos.  Todo rodeado por jardines y grandes murallas. El interior de las catedrales es espectacular, todas las paredes, todos las columnas están llenas de frescos e iconografías tan características de la iglesia ortodoxa. Nos metemos un buen chute turístico con un audio guía que a la media hora ya nos saturaba con información imposible de digerir. Salimos un tanto mareaos de tanta grandiosidad monumental y religiosa, viniendo de Kazajstán pues no estábamos muy preparados que digamos. Nos perdemos dando vueltas por el centro, no sabemos cómo era Moscú hace unos años pero ahora nos parece una ciudad como puede ser Paris o Londres, cosmopolita, cara, comercial, turística, bulliciosa, ruidosa, musical, sorprendente, agotadora… Esa noche nos permitimos el lujo (el primero) de cenar en un sitio de moda en la ciudad, el Propaga. Este restaurante discoteca situado a unos diez metros de nuestro Hostel (si es que Alfonso al final tuvo su acierto), es un estilo a Barrio Latino en Paris, un restaurante cuco que a medida que va llegando la media noche, las luces se van oscureciendo y la música va aumentando de decibelios y de estilo, pasando del chillo ut a música techno cañera, quitan las mesas y la gente se pone a bailar como locos, las primeras dos horas está bien porque ves la trasformación y como poco a poco la cosa se va animando y va subiendo de ritmo pero a partir de las 2 es mejor irse a dormir….
Nuestro último día en Moscú lo aprovechamos para conocer el metro, algún parque inmenso y el mercado de las pulgas. El Metro de Moscú, también conocido como el palacio subterráneo, fue inaugurado en 1935, es el primero del mundo por densidad de pasajeros, transporta alrededor de 3.400 millones de personas al año y cerca de 9,2 millones de personas lo utilizan al día. Tiene 165 estaciones y una longitud de tendido subterráneo de 293 kilómetros (quinto en el mundo después de Nueva York, Londres, Madrid y Tokio) con 12 líneas.

En la línea nº 5, con forma de anillo que se cruza con todas las otras en dos estaciones, la megafonía indica a los viajeros el sentido en que viaja el tren utilizando voces masculinas cuando avanzan en el sentido de las agujas del reloj, y voces femeninas cuando va en sentido anti-horario. En las líneas radiales, se utilizan voces masculinas cuando los trenes se acercan al centro de la ciudad, y voces femeninas cuando se alejan. Curioso curioso. Las estaciones son autenticas obras de arte, decoradas todas de forma diferente, con estatuas que representan a campesinos, trabajadores, militares, todos los iconos de la era soviética. Algunas estaciones están hechas a muchos metros de profundidad con la intención que sirviera  de refugio para los bombardeos en las guerras, y sirvieron.  Llegamos al mercado de las pulgas, un lugar inmenso y bullicioso donde encuentras de todo a buen precio, productos militares de segunda mano (Alfonso se compro un casco y unas gafas de la Segunda Guerra Mundial para la moto).  Hay una parte espléndida de muñecas rusas (para quien le guste claro), de artesanía de todos los tipos, miles y miles de puestos, si  eres de los que negocias todo y comparas te puedes tirar un día entero para comprar un llavero. Yo aproveche para hacer mis compras para los regalos para la familia y los amigos, ya que no había comprado nada antes, excepto un plato inmenso de principios de siglo XX que está escrito en ruso y no entiendo nada, pero está muy chulo (otros se matan por una camiseta de F1…). Husmeo un poco como buen perro de presa ante de elegir la víctima, al cabo de unos minutos me acerco a un tipo con cara simpática y chichara chero que regenta un puesto de muñecas rusas. Negocio el precio para una durante por lo menos 30 minutos, después le pregunto el precio para dos, negocio otros 15 minutos, después para tres y así hasta 6, el hombre está desesperado, y yo también, y le doy mi última oferta y me la acepta, voy cogiendo las muñecas muy orgulloso de la negociación, cuando me pregunta si me voy a comer con él, que me invita…. Me la había clavado…esa sonrisa lo decía todo…esto del regateo es un arte, tendremos que practicar mas…Nos vamos de Moscú en una fría mañana más bien de invierno que de finales de agosto, una cosa tenemos clara, volveremos…algún día.

http://picasaweb.google.com/antoine.derome/2008_08_222324_Moscou