Nos despertamos sin despertador, hoy estamos ansiosos, es el dia que dejamos Bulgaria para entrar en Turquia y llegar a Estanbul, punto de encuentro entre oriente y occidente. Andamos rapido por los pasillos infinitos llenos de puertas del hotel Balkan. En el salon que parece un campo de futbol tenemos en un rinconcito un pequeno buffet mas bien raquitico. Cafe, unas tostadas y salimos pitando. Bosques, frondosidad, centrales termicas del ano del carton, curvas, camiones, curvas, centrales electricas en plena construccion, sombras. Adrian, viendo tanto voltio, aprovecha para contarnos que cuando estaba en la universidad, en la epoca de Ceausescu en Rumania, habia cortes de luz un par de horas por la tarde en todo el pais, y que tenia que estudiar con velas, asi durante toda la carrera…..

De repente, palpamos algo, el color se va tornando mas amarillo, la temperatura sube, ya no hay montana, nos acercamos a Turquia. La entrada en Turquia es la antesala de lo que nos encontraremos en las fronteras a partir de ahora. Controles, papeleo infinito, sellos, stamps, dolares por aqui, euros por alla, bigotes, colas, pitos, horas de espera, casi, casi….yyyaaaaa, conseguimos pasar, estamos en Turquia, todo es color rojo con medias lunas y estrellas. No lo pensamos dos veces, cogemos la autopista direccion Estanbul. Campos de secano, algunos arboles, parece que vamos por la carretera de Andalucia en pleno Agosto. Divisamos mar, rascacielos, miles y miles de casas, muchos barcos, cuestas, muchas cuestas, entramos en las arterias principales de Estanbul y nos dejamos llevar por el trafico denso y feroz de ultima hora de la tarde. Con mas intuicion que seguridad llegamos a nuestro destino, la torre de Galata en pleno centro historico de Estanbul.
Alli nos esperan los padres Dominicos, Alberto y Federico, que gentilmente nos han cedido un apartamento a un modico precio en su mansion de varios siglos de antiguedad, con un espectacular jardin frutal. Son italianos pero hablan todo tipo de idiomas y nos cuentan que en verano hay muchos padres que se van a sus paises de origen y que hay muchos apartamentos que se quedan libres y que ceden a colegas y amigos.

Dejamos todo en el apartamento y nos vamos a cenar al lado de la torre de Galata. Encontramos una gran cantidad de pequenos restaurantes llenos de gente de todas las nacionalidades, todo mezcolanza, todo color, todo olor y sabor mediterraneo, mezquitas al fondo, el Bosforo, esta claro que estamos en Estanbul…

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